miércoles, 25 de septiembre de 2013

‘Los retretes psicodélicos de Atocha’











Hoy es ese día en el que retrasaste la alarma del despertador cinco minutos más de los que debías. Vas tarde.  Saltas de la cama sin apenas equilibrio, pones el piloto automático de cada mañana. Pero no das una. Casi te resbalas en la ducha, has perdido la toalla por mitad del pasillo y no te ha dado tiempo ni a plancharte el pantalón.  No te queda más remedio que salir a toda prisa de casa y cuando estás saliendo por el portal te das cuenta de que los billetes de tren se han quedado en la cocina. Subes corriendo, esta vez por las escaleras, a la llave no le da la gana de abrir, y cuando por fin lo consigues, te tropiezas con el felpudo que nunca habrías puesto ahí en ese momento. Te guardas los billetes en el bolsillo y escaleras abajo.

Al menos pasaba un taxi por allí. Dirección: estación de Atocha, por favor, lo más rápido que pueda.

Son las 7:10 , tu tren sale para Toledo desde el andén de cercanías a las 7:32. Aún te quedan 10 minutos de trayecto  y hay tráfico en la bajada de María de Molina con Serrano. Mientras el taxímetro sube sin piedad, de cinco en cinco céntimos, te cacheas para comprobar que lo llevas todo: monedero, billetes, tarjetas, DNI, suelto para el café, el móvil y la agenda. Sientes alivio, no te has olvidado de nada, excepto de lo más importante. Y es entonces cuando te acuerdas de tu madre y de su sabiduría práctica: “antes de salir de casa revisa siempre lo que llevas y no te olvides de hacer pis”. Pues se te ha olvidado. Ahora el taxímetro es lo de menos, tu prioridad número uno es encontrar un baño porque tienes tanta necesidad que no aguantas hasta subirte al tren.

Son las 7:22, bajas las escaleras mecánicas de Atocha. Corres aparatosamente hacia la zona del jardín, que supone cruzar media estación. Y cuando llegas… Ay cuando llegas tienes a 5 personas por delante de ti con monedero en mano.  No entiendes nada.  Alguien se da la vuelta y te aclara:  60 céntimos para entrar al aseo. Son las 7:26 .

¿Sesenta céntimos? ¿Qué hacen estos retretes? ¿Teletransportarme al asiento 32b del vagón 4? ¿Qué significa todo esto?... Te preguntas, mientras aprietas las piernas, todavía con disimulo, y no dejas de dar golpecitos intermitentes en el suelo con el pie derecho.  Miras el reloj: las 7:25 . Ya te toca. Te espera una maquina parecida a la del metro para meter las monedas y seleccionar las opciones de aseo. 

Acto seguido cruzas un torno y accedes a una sala que poco tiene que ver con un baño.
Una persona perfectamente uniformada se acerca a ti y te hace la siguiente apreciación: ¡Adelante, disfrute de esta experiencia! A lo que tú amablemente le respondes: mear es una urgencia no una experiencia. Son las 7:32. Has perdido el tren.

Quizás esta situación sea -de momento- ficción, pero no lo creo. Llegan las ‘Toillet Store’ a la estación de Atocha, un nuevo concepto de ‘posapompis’ de pago -60 céntimos- pero sin carácter de urgencia. Eso sí, inodoros último modelo dentro de habitáculos con papeles pintados pintorescos que recrean lugares del mundo y una zona de productos de aseo que se adquieren allí mismo. 

Niels Bakker es el ideólogo y director de la firma que instalará y gestionará los nuevos baños de la estación. Su ambición: “en tres años queremos tener 2.500 baños por todo el mundo”.Por ahora están en Bélgica, Austria, Chequia, Holanda, Israel y quieren llegar incluso a Kuala Lumpur. La firma ha pagado 280.000 euros más IVA a Adif por siete años de concesión de este servicio.

¿Para cuándo la novedad? Los primeros baños se podrán estrenar en Atocha el 1 de noviembre, los segundos el 14 de diciembre. A partir de entonces, según Bakker, ir al servicio será toda una experiencia porque "siempre olerá bien, habrá música de ambiente, habrá sillones y microondas para que las madres puedan calentar el biberón, fotos divertidas ¡Será una experiencia!".

Y el colofón final de este post  -que suena como a cuando se tira de la cadena- lo pone el ideólogo Bakker, cuyo fiel compromiso  es “que ir al baño en Atocha sea no una necesidad sino un placer”.  A lo que con escobilla en mano yo misma le respondería: hacer pis es una primera necesidad, de emergencia en la mayoría de los casos. Y el placer de evacuar  con prisas en una estación no lo genera un retrete psicodélico sino llegar a tiempo al asiento del tren.

Claro que los servicios de las estaciones necesitan una atención de limpieza más intensiva. Hasta ahí de acuerdo. También coincido en que se debería estar más pendiente de los cambios del rollo de papel. Pero si a ese refuerzo higiénico se sumara la puntería de algunos y de algunas, entonces tendríamos la necesidad cubierta, un baño decente y un servicio eficaz.

El mundo gira a velocidades insospechadas, pero hacer pis siempre será la misma historia. Por lo que no se esfuercen en hacer del culo, y de lo que no es el culo, su target del siglo XXI.



 - Un store-toillet de la firma que gestionará los aseos de la estación de Atocha- 


1 comentario:

  1. Había leído que los servicios serían de pago, y suponía que sería resultado del afán recaudatorio del que hacemos gala en España. Si en muchos países de Europa se paga por ir al baño, como es posible que aquí siga siendo gratis??? Ya sabemos que somos expertos en importar lo peor de cada sitio.

    Ahora, esto ya me parece la leche, con perdón. Baños de diseño, para hacer que sea una experiencia? Que me digan qué desayuna ese hombre por las mañanas, que yo quiero un poco.

    Besos guapa.

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